A partir de estas reflexiones podemos decir que la memoria relacionada con los acontecimientos de la historia de los lugares en los que viven los sujetos, define una identidad del espacio que participa de la demarcación de la identidad social del grupo. Clavel, (2002) refiriéndose a Halbwachs (1950), explica la importancia de los espacios en relación con la memoria “No hay memoria colectiva que no se desenvuelva en un cuadro espacial” (p.98). Son las imágenes las que suscitan el recuerdo pero también los lugares reciben las huellas de un grupo. Asimismo, la manera en la cual un grupo social inviste un espacio o se lo representa, revela las prácticas y los hábitos.

Una aproximación ambiental
Representaciones sociales

Podemos partir de la idea de que la representación social juega un rol importante en la determinación de las acciones de las personas sobre el ambiente. Uno de los aspectos que surge en la definición de la noción de representación social es el del compromiso psicosocial. Este se explica particularmente a través del rol de la representación social en la adaptación de las prácticas del sujeto a su ambiente, (Jodelet, 1989). Quiere decir que, a partir de la representación social, el sujeto se representa el medio en donde él vive y elabora conocimientos sobre su realidad cotidiana. Estos conocimientos permiten al sujeto desarrollar no solo formas de acción y de prácticas sociales orientadas a dominar, dirigir sus relaciones sociales hacia los otros, sino, también, su relación con el ambiente.

Como ya lo hemos expresado, para los sujetos el ambiente se concretiza en los espacios de vida, tales como el barrio, los espacios de trabajo, los espacios públicos de convivialidad, etc., que son los lugares en donde se tejen las relaciones sociales. Esto último nos hace señalar la relación sujeto-ambiente, como una relación dinámica en la cual interviene la co-construcción socio-simbólica de los espacios. La interacción sujeto-ambiente se determina a partir de las posibilidades de acción del sujeto sobre su cuadro de vida pero, al mismo tiempo, esas posibilidades de acción son determinadas por su representación social y simbólica generada colectivamente en esos espacios de vida.

Para formalizar este aspecto de la noción de representación social, Denise Jodelet escribe: “Las representaciones sociales, en tanto que sistemas de interpretación, rigen nuestra relación con el mundo y con los otros, orientan y organizan los comportamientos y las comunicaciones sociales” (1989, p36.). La forma en la cual el sujeto dirige su comportamiento en los espacios de vida, depende del conjunto de creencias, de valores y de afectos compartidos por los miembros de un grupo de pertenencia a través de una visión consensual de la realidad. Esta visión tiene una función de guía para las acciones y los intercambios cotidianos.

Los espacios específicos, físicamente delimitados, pueden ser concebidos como el cuadro en donde se transmiten e intercambian los valores y las creencias, que rigen la vida y los modos de apropiación de los espacios mismos. Es en esto último, donde la noción de representación social abre una perspectiva para el análisis de los fenómenos estudiados por la psicología social. Gracias a la noción de representación social pueden ser tomadas en cuenta la actividad interpretativa, y los procesos cognitivos y de simbolización del sujeto, al interior de su vida cotidiana.

Denise Jodelet (1996), en su artículo: “Las Representaciones Sociales del Medio Ambiente”, presenta un conjunto de argumentos para mostrar la importancia de la contribución de la representación social en el estudio de la dimensión social de los fenómenos ambientales: Permite asegurar el pasaje entre diferentes aspectos del objeto ambiente: partiendo de aspectos que tienen que ver con su producción como objeto de preocupación y de saberes ingenuos, pasando por la configuración del ambiente como fuente o soporte de experiencias vividas, hasta los aspectos que corresponden a las prácticas individuales o sociales que se desarrollan sobre o dentro del ambiente, ya sea en el aspecto público o en el privado.

  • Tomar como objeto de estudio una representación, nos conduce a investigar cómo, en relación con un objeto definido del ambiente material, social o ideal, se construye y funciona un conocimiento que sirve de base de acción e interpretación.
  • La representación social nos permitirá explorar las percepciones y concepciones que los sujetos construyen sobre el ambiente físico y los problemas que ahí se desarrollan.
  • El estudio de las representaciones sociales permite poner en evidencia los aspectos socio cognitivos relativos al espacio. De esta manera nosotros tomamos en cuenta las dimensiones simbólicas y culturales de la vida colectiva e individual que estructuran la experiencia al interior del ambiente.
  • Un abordaje psicosocial debe orientarse hacia situaciones delimitadas y concretas para observar la construcción social del ambiente al nivel de las practicas y de las representaciones, las cuales, agrega Denise Jodelet, refiriéndose a Moscovici, (1981), “no son causas mediáticas u ocasionales, sino causas primarias y explicativas” (p.35).

El conjunto de elementos que preceden, insistiendo en la dimensión social para la determinación de la relación de las personas con su ambiente, nos incita a tomar en cuenta las representaciones sociales. En particular, el abordaje de representaciones sociales nos permite identificar ciertos aspectos relativos a la construcción social del espacio urbano y a los significados de las relaciones sociales dentro de este espacio.

Con el propósito de resaltar la importancia de las relaciones entre representación social y ambiente, nos referiremos a las ideas expresadas por Abric y Morin, (1990) en su trabajo “Investigaciones psicosociales sobre la movilidad urbana y los viajes interurbanos”. Estos autores enuncian que, con la noción de representación social, la actividad filtrante e interpretativa del sujeto, al interior de su vida cotidiana, puede ser estudiada más allá del simple cuadro de la interacción sensorial. Manifiestan que, reconocer los alcances de las representaciones sociales dentro del campo de las prácticas cotidianas, nos lleva a la comprensión de lo que son los grupos sociales, así como la posibilidad de caracterizarlos y diferenciarlos unos de otros. En fin, los autores mencionados precisan su concepción de la ciudad en los siguientes términos: “… Una ciudad no es solamente un conjunto de percepciones y sensaciones. Es también el producto estructurado de un conjunto de imágenes, de referentes, de creencias y de actitudes que constituyen el verdadero sistema con el cual “el habitante” piensa, ama (o no ama) y utiliza el espacio llamado urbano” ((p. 14).

Abric y Morin, elaboran una teoría sobre la importancia de las representaciones sociales en el cuadro de los estudios sobre el ambiente urbano. Parten de la concepción del ambiente como algo que no tiene existencia propia. Es concebido como una interacción de un sujeto que se lo apropia y le da una significación en función de determinaciones psicológicas, sociales o ideológicas. Con este propósito y, a partir de una primera investigación relativa al transporte que se lleva a cabo en una pequeña ciudad turística, los autores ilustran los efectos de las modificaciones del plan de circulación a través de la exploración de las representaciones sociales de los espacios de la ciudad. Una segunda investigación, sobre las conexiones de las vías ferroviarias, les permitió analizar los procesos de toma de decisión que se refiere a la elección de un modo de transporte, en vinculación con las representaciones asociadas.

Compartimos plenamente los puntos de vista expresados por Abric y Morin, que sugieren el interés en abordar las representaciones sociales en el estudio de las relaciones de los ciudadanos con su ambiente urbano. Esta perspectiva constituye un aspecto esencial en la concepción de nuestro proyecto de investigación.

En lo que corresponde a los trabajos relativos a la representación social y a las prácticas sociales dentro del marco de la relación del sujeto con su ambiente, estos trabajos nos posibilitan una reflexión epistemológica y metodológica.

Por otra parte, la investigación de Jodelet y Milgram (1977) “Las Representaciones Socio-espaciales de la Ciudad” la presenta Dense Jodelet (1982) con el objetivo de ilustrar el abordaje de las representaciones sociales en el estudio de los fenómenos ambientales. En la introducción de la investigación, desarrolla una reflexión epistemológica sobre el estudio psicológico del ambiente; posteriormente presenta la investigación, propiamente dicha, sobre las cartas mentales y las imágenes sociales de la ciudad de Paris. Presenta un abordaje de la construcción social y cognitiva del espacio; “esta investigación está orientada a poner en evidencia los efectos de la experiencia y de la apropiación subjetiva de la ciudad, de las actividades de adecuación al cuadro urbano y de la utilización de sus recursos y de los modelos colectivos que orientan la práctica y la percepción de los diferentes grupos sociales. Las representaciones de la ciudad se expresan como representaciones sociales, compartidas colectivamente y manifestándose de manera consensual, las propiedades significantes que confieren al cuadro psico-geográfico las características sociales y culturales relacionadas con su historia y su doblamiento”, (p. 152).

 
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