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COMUNIDAD
E INTERVENCIÓN COMUNITARIA (Cont...)
Para
Tovar (2001), la comunidad en una concepción psicosocial
va más allá de un espacio común compartido,
de la existencia de una proximidad física o territorial para
llevarnos a profundizar en las dinámicas sociales que se
producen a su interior, así como en los procesos que constituyen
su elemento esencial.
Esta unidad social, se caracteriza
para esta misma autora (idem), por poseer una historia y una evolución
que aunque propia, no se agota en sí misma, sino que es atravesada
por las determinaciones de un contexto social mayor. Desde estos
condicionantes, en el espacio físico que la comunidad propicia,
se intensifican los vínculos de sus miembros en torno a la
satisfacción de necesidades de la vida cotidiana, lo que
conduce a una práctica social común que se revierte
en determinadas configuraciones subjetivas en alguna medida compartida
por los grupos e individuos que la conforman.
Se evidencia entonces, que la comunidad es provechosa precisamente
para quienes se involucran en ella. Por lo que para mi juicio, es
importante hablar de una comunidad, más que tener en cuenta
la delimitación geográfica, considerando que adquieren
un gran peso los elementos subjetivos, la identidad social y el
reconocimiento de las singularidades y diferencias humanas.
Es al nivel de comunidad donde cada
individuo recibe de manera singular y simultánea las influencias
sociales como inmediatas. Y es ahí donde el ser humano actúa
de manera individual o colectiva, reflejando los aspectos sociales
más generales. Es un ámbito privilegiado, que conlleva
a fuertes implicaciones socializadoras para sus miembros, teniendo
en cuenta que no hablamos de un espacio geográfico solamente,
sino de personas que tienen una historia, una cultura, intereses
compartidos y que en las interrelaciones que se establecen, la transmiten.
Como proceso continuó, existe una gran interdependecia entre
el individuo y la sociedad, que a pesar de ser polos contrarios
son necesarios.
No es necesario insistir aquí sobre la importancia que tiene
la comunidad en la vida social contemporánea. En las ciudades,
donde predomina la heterogeneidad, la anonimidad, y la impersonalidad,
su importancia cada vez más adquiere un rol decisivo en la
búsqueda de caminos para salir de situaciones de existencia
cotidiana enajenantes.
Ander Egg (2000) apunta, que dada
la complejidad de su constitución, la comunidad es objeto
de reflexión, investigación y práctica para
muchas ciencias sociales, pudiendo ser comprendida desde la Sociología,
la Historia, la Epidemiología, la Antropología, entre
otras. No constituye una categoría privativamente de la psicología
en general ni de la psicología social en particular, sin
embargo, se especifican con precisión aspectos de la comunidad
que son estudiados exclusivamente por la Psicología Comunitaria,
sin que esta disciplina niegue la necesidad y posibilidad de complementarse
con otras disciplinas
para su comprensión integral
como unidad social.
Psicología Comunitaria
La psicología comunitaria,
como toda disciplina fundamentalmente aplicada, identificada con
prácticas concretas, dirigida a transformar algún
aspecto de la realidad, no conduce a una renuncia a la elaboración
teórica, todo lo contrario, necesita de esta última
en la medida en que sus elaboraciones conceptuales constituyen sistemas
abiertos a la realidad, que se nutren de ella, con la finalidad
de explicitarla y sistematizarla, pero nunca de sustituirla. Sólo
en este último caso la teoría se aliena y deviene
especulación vacía.
El área de estudio y trabajo
que abarca la Psicología Comunitaria propicia el abarque
de un sistema de conocimientos y habilidades asociados a los procesos
de construcción y expresión de la subjetividad individual
y colectiva que se generan en los diferentes ámbitos psicosociales
desde los cuales la sociedad se nos hace tangible y adquiere presencia
inmediata en la vida de cada individuo.
Cada vez más, el espacio
comunitario y la subjetividad que en el emerge, se perfila como
objeto de estudio de las Ciencias Sociales y no por simple vocación
científica; sino como lógica consecuencia de una realidad
macrosocial cada vez más cambiante e impersonal que demanda
en lo individual o formas más directas de relación,
estilos más específicos de apoyo y modelos diferentes
de intervención en diversos ámbitos de la existencia
del ciudadano (Montero, 2004).
La Psicología Comunitaria
no resulta de una creación teórica, sino de una necesidad
práctica, mucho más crítica en América
Latina y el resto del tercer mundo; vivenciada y expresada por las
organizaciones sociales devenidas en sujetos sociales, demandantes
de cambios que garanticen la continuidad y desarrollo de un proyecto
social humanista. Los temas vinculados con la Psicología
Comunitaria están asociados a los constructos teóricos:
leyes, principios y teorías para operar en la comprensión
de la realidad social; así como a un sistema de técnicas
y procedimientos para investigar e intervenir sobre la misma, implicando
a las instituciones y organizaciones en la preocupación y
ocupación de contribuir en la solución de muchos problemas
de salud, educación, pobreza y marginalidad que viven nuestras
naciones.
Intervención comunitaria
La concepción epistemológica de la intervención
comunitaria se basa en una relación sujeto-sujeto, el investigador-investigado,
donde ambos polos resultan singulares, activos, poseedores de una
subjetividad, de un saber y en resumen de identidades que no por
diferentes conducen a relaciones de desigualdad.
Esta interacción entre sujetos,
revela de manera natural a la comunicación como recurso metodológico
fundamental para poder penetrar en esa realidad especial que tenemos
entre sí, la cual es subjetiva, simbólica, vivencial,
pero de ninguna manera abstracta.
Esta condición determina,
que las técnicas y procedimientos que le constituyen sean
más abiertos, flexibles y operativos para permitir que esa
realidad subjetiva emerja y se exprese.
En palabras de Manero “Sin
duda alguna, el tema de la intervención comunitaria es uno
de los más importantes en la práctica profesional
del psicólogo. Casi desde cualquier corriente psicológica
que suponga algún tipo de trabajo en terreno, la intervención
comunitaria aparece como uno de los elementos definitorios del tipo
de relación que guarda tal o cual tendencia con la realidad
social” (Manero, 1997:10).
De acuerdo con Tovar (1995), la
intervención comunitaria rompe con el positivismo que le
antecede y el experimentalismo que le caracterizó porque
además plantea por primera vez el requerimiento de legitimar
la investigación, devenida así intervención
y conocida como la investigación acción participativa.
Esto significa construir los objetivos que le guían de manera
consensuada, a partir de las necesidades del otro, y de las relaciones
comunicativas con el otro.
Continúa..
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