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COMUNIDAD
E INTERVENCIÓN COMUNITARIA
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Dra. Ana María
del Rosario Asebey Morales
Dra. en Ciencias Psicológicas por la
Universidad de la Habana, Cuba.
Docente e Investigadora de la Facultad de Psicología.
Universidad Autónoma de Querétaro. Querétaro,
Qro.
e-mail:asebey@uaq.mx |
El presente trabajo va encaminado a ofrecer algunas reflexiones
sobre el término comunidad y la concepción de la intervención
comunitaria en general, sin pretender que estas sean tomadas en
forma absoluta, sino más bien para generar nuevos criterios
sustentadas en prácticas concretas de salud mental, ya que
las ciencias sociales, no están ni remotamente excluidas
de un compromiso práctico, lo que implica que en su construcción
está presente la teoría unida a la práctica
que de ella se derive y así se justifique metodológicamente.
La búsqueda de alternativas que promuevan la transformación
de las personas a nivel comunitario, es la premisa que debe estar
presente en todo aquel que de una u otra forma se involucra en este
empeño.
Introducción
Los problemas que la sociedad debe enfrentar en
la actualidad, demandan de una reflexión tal, en que el conocimiento
psico-comunitario se torna en una herramienta indispensable para
su justa comprensión y adecuada intervención. Resultaría
muy difícil entender los grandes problemas de salud que aquejan
a la humanidad, los problemas actuales de la ideología, de
la formación moral de los jóvenes, del funcionamiento
de los colectivos de trabajo apartado de una mirada comunitaria
y psicosocial.
La optimización del funcionamiento de las
estructuras sociales desde lo económico hasta lo educativo,
teniendo presente la salud mental, pasa necesariamente por el arsenal
de conocimientos y métodos que el trabajo comunitario está
en disposición de brindar.
La
visión individualista, positivista y exacerbado subjetivismo
de la salud mental, fortalece directa o indirectamente, las estructuras
opresivas neoliberales al ignorar la realidad de las estructuras
sociales, reducir los problemas estructurales a problemas personales
y/o remitir a la individualidad lo que sólo se produce en
la dialéctica de las relaciones interpersonales. De esta
manera, muchos profesionales de la salud mental, terminan reforzando
las estructuras existentes al desviar la atención de ellas
únicamente hacia los factores individuales y subjetivos,
con una insistencia por ver en el individuo o que a menudo no se
encuentra sino en la colectividad.
Siguiendo a Roca y Pérez (1999), la concepción del
ser humano que pone su universalidad en su historicidad, es decir,
en ser una naturaleza histórica, acepta que tanto las necesidades
como la subjetividad son en buena medida una construcción
social y, por lo tanto, asumir una fiel copia de modelos teóricos
presuntamente transculturales y transhistóricos, elaborados
en circunstancias distintas a las nuestras, puede llevarnos a una
grave distorsión de lo que en realidad son nuestros pueblos.
La atención a los problemas asociados a
la necesidad de cooperación, apoyo y de participación
en diferentes espacios sociales es un reclamo permanente a las ciencias
sociales. Estos reclamos se identifican con fuerza en el desarrollo
de los congresos y reuniones de las organizaciones de masas y en
los análisis del trabajo de instituciones a diferentes niveles
tales como las de Salud, Cultura y Educación.
Comunidad
El término comunidad ha sido empleado por
diferentes especialistas de distintas ramas del saber, y que hoy
en día es objeto de investigación y práctica
donde inciden diversas disciplinas. Encontramos muchas definiciones
de comunidad en la literatura: en unas se enfatiza el elemento social,
en otras el estructural o geográfico, otras hacen hincapié
en el elemento funcional, es decir en las relaciones sociales. Es
un tema complejo, ya que existen muchos criterios tanto en el lenguaje
popular como en el científico; en todos existen algunos rasgos
o características por las cuales se les denomina con ese
término, fundamentalmente presentan como característica
común la presencia de grupos de personas.
Hay muchas formas que adoptan las diferentes agrupaciones
en las que el ser humano ha convivido, siempre con el objetivo de
satisfacer sus necesidades biopsicosociales. Por lo que el término
comunidad, se ha asociado a un grupo de personas que establecen
relaciones y se utiliza para denominar estas agrupaciones, en dependencia
de los diferentes contextos y roles que asume el hombre. Esto nos
enfatiza que aunque existan grados de pertenencia y participación
diferentes, en ambos se establece una riqueza de contenidos y acciones
que nos identifica dentro de lo general y a la vez nos hace sujetos
a un denominador común.
Al hablar de comunidad en cuanto a las agrupaciones
humanas en un territorio determinado, se hace mucho hincapié
en los asentamientos humanos; que en realidad no son una comunidad,
aunque si son la premisa de su formación. Arias (1995), Nogueiras
(1996), Musitu y otros (1990); coinciden que es en estos asentamientos
humanos donde comienza en un determinado territorio a compartirse
una historia, que aparece por la propia interacción social
que se establece y plantea mecanismos sociales que parten de las
leyes generales de la sociedad. Es precisamente en esta interacción
social que se establece, en esa relación individual y grupal,
que se van desarrollando sentimientos de pertenencia, o de bien
común. Cuando aparecen estos sentimientos de pertenencia,
aparece la comunidad y a partir de aquí se comienzan a realizar
acciones conjuntas.
Continúa..
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