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NUESTRAS
COLUMNAS: PSICOLOGÍA Y SALUD
BIENESTAR,
FELICIDAD Y SALUD
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Dra. Ana María del
Rosario Asebey Morales |
En tiempos de la suntuosidad del lejano y mágico
oriente, existía un gran sultán, padre de una hermosa
princesa, razón de su existencia, motivo de su orgullo y
felicidad. La presencia de la princesa llenaba de alegría
todos los rincones del palacio.
En un día, aciago para el reino, la bella
princesa, cayó gravemente enferma en cama. El sultán,
acongojado, mandó llamar de inmediato a todos los sabios
y médicos del reino. Ninguno de estos logró acertar
sobre las causas de la enfermedad. No quedaba más que un
último recurso: llamar al mago de la corte, quien solícito
acudió de inmediato, y después de consultar su bola
de cristal, dictaminó: “La princesa está sumamente
triste. No obstante, de todos los lujos de la corte, la princesa
no es feliz. Hay un solo remedio para su enfermedad; que se ponga
la camisa de un hombre feliz”.
La esperanza de volver a ver feliz a su hija, iluminó
de alegría el rostro del sultán. “En mi reino
abundan los hombres felices” pensó, y acto seguido
envió a un grupo selecto de emisarios a encontrar un hombre
feliz y traer su anhelada camisa.
En la consecución de su misión, los
emisarios, apreciaron con gran optimismo, la algarabía y
las risas estruendosas que salían de una elegante cantina
del pueblo. Grande fue su desilusión, al preguntar si era
feliz, a cada uno de los parroquianos, allí presentes. Uno
de ellos, expresó, que su esposa le era infiel. Otro, en
una mal calculada inversión, había perdido toda su
fortuna. Un tercero, manifestó que, a pesar de su riqueza,
padecía una incurable enfermedad. Todos coincidieron en responder
que por el momento sí eran felices, pero que su felicidad
era eventual, transitoria y fugaz.
Después de una larga, infructuosa y cansada búsqueda
en pueblos y aldeas del reino, un humilde campesino, llamó
la atención de los emisarios; estaba segando el pasto con
una guadaña. Cantando, irradiaba y sudaba felicidad. Raudos
los emisarios, cayeron sobre él y lo espetaron: “Oye,
buen hombre… ¿eres feliz?” “Claro que sí,
soy feliz” respondió el campesino “Tengo una
esposa que adoro, y dos preciosos hijos. Soy pobre, pero Dios no
me abandona. Tengo un trabajo para vivir dignamente sin lastimar
a nadie. ¡Sí, soy absolutamente feliz!”
Los
emisarios, quedaron atónitos, intercambiaron miradas de fascinación
por haber encontrado al fin, un hombre completamente feliz, cuya
camisa devolvería la salud y la felicidad a su amada altecita,
y a ellos, el sultán los compensaría con magnanimidad.
“Buen hombre, préstanos tu camisa” le dijeron.
El campesino azorado ante tal petición, solo atinó
a responder:
No,… no tengo camisa”.
Este cuento oriental, sugiere varias interrogantes:
¿Qué es la felicidad? ¿Es un estado de ánimo
fugaz? ¿Es un sentimiento permanente? ¿Se es y se
está feliz? ¿Reside la felicidad en el sujeto o depende
absolutamente de fenómenos como la salud, el bienestar, la
riqueza, el poder y la fama? Para ser feliz: ¿Habrá
que escuchar a la diosa Hera en su ambición por el poder?
¿Será mejor implorar a la diosa Atenea el contagio
de su inteligencia? ¿O tal vez se deberá elegir la
plenitud de Afrodita en el amor?
Recordemos que desde los tiempos más remotos
los pensadores, filósofos, teólogos, poetas y científicos,
como fruto de sus reflexiones, han intentado postular principios
de diversa índole acerca del bienestar del ser humano, piedra
angular de la felicidad. En la actualidad, constituye un tema de
estudio importante para la psicología y en general para las
ciencias sociales. Numerosos esfuerzos se han dirigido hacia el
establecimiento de los componentes del bienestar y se han creado
distintos modelos para su estudio desde perspectivas de muy variadas
disciplinas.
El bienestar colinda con una serie de otras categorías
psico-sociológicas y sociológicas, siendo su delimitación
conceptual y metodológica uno de los retos más grandes
que tienen ante sí estas ciencias. En torno al bienestar
humano existe una diversidad de enfoques, lo que no ha permitido
aún, llegar a un consenso en cuanto a su conceptualización
universal y medición. Uno de sus componentes fundamentales
es la satisfacción personal con la vida. Esa satisfacción,
surge como punto de partida de una transacción entre el individuo
y su entorno micro y macrosocial, con sus elementos actuales e históricos,
donde se incluyen las condiciones objetivas materiales y sociales,
que brindan al hombre determinadas oportunidades para la realización
personal.
El estudio del bienestar humano es, sin duda, un
tema complejo sobre el cual los científicos sociales no logran
un consenso. La falta de acuerdo en su delimitación conceptual
se debe, entre otras razones, a la complejidad de su estudio, determinada
en mucho por su carácter temporal, su naturaleza plurideterminada,
donde intervienen factores objetivos y subjetivos.
Las investigaciones del bienestar, sin embargo,
manejan indistintamente conceptos tales como bienestar subjetivo,
bienestar psicológico, salud mental y felicidad. Además,
está vinculado con otras categorías de corte sociológico
y sociopsicológico, tales como calidad de vida, desarrollo
económico y nivel de vida, condiciones de vida, modo de vida
y estilo de vida.
El bienestar subjetivo es parte de la salud en
su sentido más general y se manifiesta en todas las esferas
de la actividad humana. Está demostrada la asociación
entre algunos estados emocionales y respuestas de enfrentamiento
al estrés. Todo esto explica por sí solo la relación
del bienestar psicológico con los niveles de salud. Es conocido
por todos, que cuando un individuo se siente bien es más
productivo, sociable y creativo, posee una proyección de
futuro positiva, infunde felicidad y la felicidad implica capacidad
de amar, trabajar, relacionarse socialmente e interaccionar con
el medio.
Continúa...
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