Sobre este punto se mostrará como un pensador radical, al
postular la filosofía como verdad histórica, que
para muchos simplemente es inaceptable o "poco riguroso".
Con ello evidencia la pretensión europea de mostrase como
"el discurso por excelencia", al pretender ser "el
modelo del discurso filosófico", lo que en sentido
estricto no es así, la filosofía no tiene una sola
forma de expresión. Para Zea, el ser humano es ante todo
un ente histórico, su esencia es el cambio; y en consecuencia,
la filosofía como producto humano también participa
de esta condición, esto es, no hay tales "filosofías
perennes y trascendentes". En este punto hay una idea que
debe ser vista como un elemento renovador en el pensamiento de
Zea, al decir que, se puede ligar la reflexión más
abstracta con su concreción histórica, con las demás
expresiones de la cultura. Es decir, Zea va a proponer desde un
inicio la estrecha relación entre las distintas disciplinas,
que lo lleva a la dimensión interdisciplinaria, y es algo
que los filósofos no han querido aceptar o abrirse a esta
dimensión. En muchos sentidos, seguimos atrapados en un
falso dilema: "no contaminar el quehacer filosófico".
Esto también quiere decir, en términos muy claros
y concretos: el de la ineludible necesidad de contextualizar la
reflexión filosófica. En su Positivismo en México
afirmaba que, lo realmente medular no son las concepciones
filosóficas, sino el por qué de éstas; y
el por qué de las mismas está en la historia, lo
que verdaderamente le importan eran los seres humanos creadores
de esas ideas, "es en la comprensión de esas ideas
filosóficas que tenemos acceso a esos hombres" (p.
24). Así mismo dirá que, el estudio y análisis
de los pensadores latinoamericanos, en sí mismo es ya una
cuestión filosófica, porque las ideas no están
al margen de la historia en La Filosofíaen
México 12,
de 1955.
Más adelante reiterará un planteamiento al decir que no debemos preocuparnos por la llamada "universalidad", ni tampoco por la perennenidad o temporalidad de las ideas, más bien, debemos preocuparnos porque las soluciones sean verdaderas soluciones. La universalidad filosófica está en íntima relación con su autenticidad. El concepto de filosofía que propone Zea se muestra como un diálogo estrecho con la circunstancia latinoamericana y en permanente problematización sobre los presupuestos que sostienen el discurso opresor, en consecuencia, rechaza dos discurso que considera son emitidos desde el "centro" por ser encubridores de nuestra condición, así como el ser "logocéntricos", y estos son: "el subdesarrollado" y "el magistral". Por ello dirá que las soluciones o las propuestas emanadas del discurso propio deben partir de la toma de conciencia de su carácter intercultural, y fundamentadas en la absoluta necesidad de "subvertir las relaciones verticales de dominación por las horizontales de colaboración" en Dependencia y liberación en la cultura latinoamericana 13, de 1974 y Filosofar a la altura del hombre 14 de 1993.
En este sentido, la propuesta planteada por Zea sobre el contenido y la significación que tiene su filosofía, y con ella, su concepción de la misma, tomará el camino inverso al seguido por la llamada "filosofía occidental", es decir, el pensamiento occidental ha pretendido tener una significación universal, y eliminar de manera explícita la historicidad y los elementos que la constituyen. Por ello expresará que, la historia latinoamericana se mostraba como una cadena interminable de fracasos al tratar de dar solución a sus problemas más acuciantes, pero echar mano a métodos y herramientas totalmente inadecuados, como lo eran las europeas. En América como conciencia planteaba: el origen de nuestros males está en querer ignorar nuestras circunstancias, nuestro ser americano. Nos hemos empeñado, erróneamente, en ser europeos cien por ciento. Nuestro fracaso nos ha hecho sentirnos inferiores, despreciando lo nuestro por considerarlo causa del fracaso (p. 60). Retomando una de las ideas ya propuestas reiterará, al recuperar el pasado, se recupera la dignidad humana, esto se plasma en el presente; lo que le dará posibilidad de trascender.
IV.- Una filosofía comprometida
La propuesta filosófica que hace Zea desde su propio inicio está encaminada a difundir lo que él llamaba "la circunstancia americana", y ésta la hacía depender de la identificación y toma de conciencia de esta problemática como propia. Pero en definitiva ¿qué es esta circunstancia? Esta circunstancia será entendida como el complejo histórico -al decir complejo, se está haciendo referencia al conjunto de situaciones y realidades- en las que históricamente se ha desarrollado la América Latina, las cuales han ido desde lo estrictamente espiritual hasta las realidades más tangibles y acuciantes, como: la marginación, la pobreza, el subdesarrollo, la dependencia, la dominación. En fin, el complejo de realidades heredadas de los proceso de conquista, colonización; y en consecuencia, explotación. Esto ya lo planteaba en América como conciencia. Al respecto planteará que, el hombre siempre se encuentra situado en una determinada condición y circunstancia, la que se muestra también como problema, por ello decía que, el discurso filosófico debería abocarse a tratar de resolver los problemas que "le plantea su circunstancia llamada humanidad", en En torno a una filosofía americana.
Más adelante, hará una precisión sobre el contenido que debe guardar la filosofía al decir: "la filosofía no se justifica por lo local de sus resultados, sino por la amplitud de sus anhelos, una filosofía americana no se justificaría como tal por lo americano, sino por la amplitud en el intento de sus soluciones", en América como conciencia (p. 45). La propuesta inicial que hace Zea de una filosofía latinoamericana va adquiriendo madurez y claridad poco después de los años cincuentas, y ésta se ve atravesada por la polémica teórica a nivel continental, en la que participan los pensadores más destacados de nuestro medio intelectual.
12La filosofía en México, México, Editora Ibero-mexicana, 1955.
13 Dependencia y liberación en la cultura mexicana, México, Joaquín Mortiz, 1974.
14 Filosofar a la altura del hombre, México, UNAM, 1993.
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