Entre las valiosas contribuciones de la obra de Melanie Klein, psicoanalista que desarrolló sus ideas dentro del campo clínico y con el marco referencial freudiano; se encuentran sus controvertidas concepciones acerca de LA ENVIDIA, cuyas hipótesis exceden la posibilidad de profundizarlas en este trabajo. No obstante, proponemos una mirada a la esencia de algunos de sus principales aportes con la finalidad de comprender mejor las causas de este mal y sus consecuencias funestas para la humanidad, como se reflejan en la vertiginosa ceguera moral, colectiva y contagiosa que nos muestra Saramago en su libro2, y que, no es más que una réplica metafórica de lo que se suscita al tropezar con una carencia de la dimensión ética, insuficiencia de valores y confusión de la identidad profesional; así como de un egoísmo desatado, falta de objetividad, egocentrismo, insatisfacción y mediocridad que hoy en día impulsan algunos miembros de diversas instituciones educativas, políticas, religiosas, laborales, etc. frente a la participación grupal, intercambio de ideas, desarrollo de nuevas praxis que renuevan el conocimiento y perturban la ideología colectiva, absorbida por dogmatismos, que sólo conducen a un discurso verborréico para seguir ciegamente las pautas ya establecidas de lo que "deben ser las cosas" mientras que paradójicamente los actos contradicen el discurso.
Los postulados de Klein sobre la envida (1957), resultan de una fenomenologización ulterior a los efectos de la pulsión de muerte que, opuesta a la capacidad de dar, de preservar la vida y de facultar la creatividad, se convierte en la causa más profunda de la envidia, la cual retorna en forma de una ansiedad persecutoria, e interfiere en los procesos del pensamiento y de toda actividad productiva del envidioso. Dichos postulados se sustentan en su previo ensayo sobre la posición esquizo-paranoide (1946), quearrojó nueva luz sobre la importancia de la angustia psicótica primitiva, así como el significado fundamental de la posición depresiva en la integración de estas angustias, al mismo tiempo que desarrollaba el concepto de identificación proyectiva. Estos fundamentos epistémicos emanados de su fructuosa práctica clínica, la llevaron a proponer que la envidia es un sentimiento primitivo que se remonta a la relación más temprana y exclusiva con la madre, de manera que cuando surge la envidia hacia una persona, ésta representa una figura sustituta en quien se proyecta este sentimiento primario, movido desde su fuente más temprana que es de naturaleza omnipotente. No en vano se dice con justa razón que la envidia es tan antigua como el hombre, es uno de los siete pecados capitales que aquejan a la humanidad, sobre todo, cuando ésta se torna destructiva.


Este poderoso artefacto de los cobardes para destruir, herir, difamar y agredir, se evidencia en la fábula de "La serpiente y la luciérnaga", que nos cuenta sobre una alborozada luciérnaga, interrumpida por la persecución de una feroz predadora, la luciérnaga atemorizada empezó a huir, mientras que la serpiente obstinada en destruirla no desistía de su empeño.

Huyó un día y ella la perseguía,....dos días y la perseguía al tercer día..., acongojada y ya sin fuerzas, la luciérnaga se detuvo y le dijo a la serpiente:

"¿puedo hacerte tres preguntas?". La serpiente le respondió con petulancia "no acostumbro dar este precedente a nadie, pero como te voy a devorar, puedes preguntar".

Entonces la desconcertada luciérnaga preguntó:
-¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
-No- Contestó la serpiente.
-¿Yo te hice algún mal?- Dijo la luciérnaga.
-No- Volvió a responder la serpiente con arrogancia.
-¿Entonces por qué quieres acabar conmigo?-Manifestó muy sorprendida la luciérnaga.
-Porque no soporto verte brillar respondió la cínica serpiente.


Esta fábula, permite afirmar, que si bien la envidia es primitiva, es un fenómeno activado por el contexto social, que empuja cada vez más a envidiar a otra persona que posee o goza de algo deseable, a quien hace más, es más o tiene más, siendo el impulso envidioso el de quitárselo o dañarlo. En el nivel inconsciente, señala Klein, la voracidad es un factor importante de la envidia, no solamente tiene la finalidad primordial de quitar, robar y devorar aquello que el otro tiene y que se quiere para sí mismo, sino también colocar en el otro afectos destructivos y acciones malas de sí mismo con el fin de dañar, destruir y controlar su capacidad creadora.

Siguiendo a esta autora, la envidia, tiene sus raíces en la pulsión de muerte, en función de su magnitud, destruye la vida y las fuentes de la vida, cuanto más intensa es, más fuertes son los rasgos paranoides y esquizoides que acompañan al envidioso; en consecuencia, se agudizan su inseguridad y odio, no puede experimentar una satisfacción plena, base del sentimiento de gratitud, entendida como una sensación de enriquecimiento y fortaleza internas, que se derivan de la capacidad para amar, y permiten que el individuo sea capaz de compartir sus dones con otros y reconocer los dones ajenos. Por lo tanto, la envidia constituye uno de los móviles que, induce a los hombres a disputarse el prestigio y el poder, motivados por la idea de desplazar y triunfar a cualquier precio en el seno de una colectividad, donde el envidioso nunca está conforme con ser menos que el otro, aunque no hace nada por sí mismo para superar su mediocridad. Mas bien, es frecuente que su envidia tome la forma de desvalorizar al otro, buscándole defectos, con el fin de exaltar sus debilidades y menoscabar sus virtudes, debido a que arruinar y desvalorizar al otro son la esencia de la envidia; de ahí que, el envidioso se centra en difamar, insultar, acusary, lo que es peor, cuandoya no le quedan más argumentos para hablar en contra, transforma la mentira en verdad y la verdad la convierte en basura. Este desgaste del envidioso es ilustrada por la frase célebre de Arthur Schopenhauer: "la envidia en los hombres muestra cuan desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren".

2 Saramago, J. (2004): Ensayo sobre la ceguera. Distribuidora y Editora Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S. A. Colombia.

 

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