LA VISIÓN DE LA MUJER EN LOS ESTUDIOS DE LA ANTROPOLOGÍA NUTRICIONAL Y DE LA ALIMENTACIÓN: UNA REVISIÓN HISTÓRICA. (Cont...)

Es pertinente señalar que estos trabajos, elaborados desde perspectivas teóricas diversas, no cuestionan la adscripción de las funciones alimentarias a la mujer ino por el contrario, consideran que este vínculo es un hecho natural y, por lo mismo, recurrente en distintos contextos culturales. De acuerdo con este enfoque, la participación de las mujeres en los procesos alimentarios y nutricios es esencial para que ellas adquieran su identidad de género, así como para que ellas sean valoradas y jerarquizadas.
En el trabajo aplicado, este tipo de planteamientos ha conducido al desarrollo de programas unisexuados, en los que se desvalorizan los conocimientos de la madre. De hecho estos proyectos de intervención, al igual que los análisis teóricos antes mencionados contienen, de manera implícita, la ideología de que a la mujer le corresponden las tareas reproductivas y a los varones las actividades productivas. Por lo tanto, este tipo de enfoque conceptúa a la mujer como una madre eterna que antepone las necesidades de los demás a las suyas propias y que es la única responsable de la alimentación y nutrición de todos los integrantes de su familia.

Finalmente, encontramos un tercer conjunto de investigaciones cuyo carácter es más ambisexuado en las que, de manera directa o indirecta, se reconoce la existencia de relaciones jerárquicas entre hombres y mujeres las cuales, a su vez, pueden provocar consumos diferenciales de alimentos y nutrimentos. Algunos de estos trabajos se preocupan por profundizar en la dinámica familiar y, para ello, privilegian aspectos como la división del trabajo, el control de los recursos del hogar, los canales de transmisión de la información y el status de la mujer.

En el terreno aplicado, este tipo de estudios se distingue por abordar el fenómeno alimentario y nutricio como un asunto familiar, no exclusivo de la mujer/madre, por lo que es necesario que, en el nivel del hogar, se contrarresten las interacciones desiguales que ocurren entre ambos sexos, particularmente las que perjudican a las mujeres. En este sentido, sus propuestas se acercan de manera notoria a las ideas democratizadoras de algunos estudios de género, de acuerdo con las cuales es necesario modificar el modelo de desarrollo seguido hasta ahora en la escala mundial, para poder establecer mejores condiciones de vida que ayuden a los hombres y mujeres a implementar relaciones más equitativas (Benería y Roldán 1992, Rauber 1998).

A partir de la revisión realizada, encontramos que en la forma de abordar las investigaciones antropológicas, se hacen dos grandes aportaciones para desarrollar un nuevo enfoque sobre la mujer en los estudios de alimentación y nutrición. La primera deriva del enfoque integral de la antropología, el cual se expresa, de manera general, en el concepto de hábito alimentario. Esta categoría sintetiza los múltiples factores que intervienen en los procesos de producción (o adquisición), preparación, distribución y consumo de los alimentos. Asimismo, en ella quedan comprendidos distintos niveles de análisis como el del hogar, la región, el país y el contexto internacional. De hecho, los estudios de la antropología nutricional y de la alimentación abordan, desde perspectivas diferentes, las relaciones que existen entre diversos procesos socioculturales y el fenómeno de la alimentación / nutrición.

Por otra parte, los trabajos producidos por la corriente simbólica, así como los correspondientes a la distribución intrafamiliar de alimentos, ponen en evidencia que, en el nivel de la unidad doméstica, existen relaciones jerárquicas y desiguales entre hombres y mujeres. En este sentido, resaltan la existencia de contradicciones y tensiones en el interior del hogar y, de manera particular, el segundo tipo de investigaciones propone variables que deben ser consideradas en el análisis de la dinámica doméstica y del status de la mujer. Asimismo, estos estudios consideran una diversidad de factores que intervienen en el proceso de alimentación / nutrición y proponen modelos que pretenden articular elementos estructurales y microsociales. Más aún, para estas investigaciones es importante desarrollar programas aplicados que contrarresten las disparidades de género, especialmente aquéllas que perjudican el bienestar de las mujeres y, para ello, consideran a la familia como la unidad de intervención por excelencia.
Aunque muchos trabajos de carácter unisexuado resaltan la importancia del papel femenino en el fenómeno de la alimentación y nutrición, los estudios de tipo ambisexuado aportan información relevante que pone en evidencia la necesidad de considerar a los actores principales que participan en este proceso y de articular este enfoque con la visión integral de la antropología. En este sentido, sus planteamientos son estimulantes para continuar desarrollando nuevas perspectivas teórico-metodológicas que contribuyan a re-conceptualizar a la mujer en las investigaciones y programas aplicados en el campo de la alimentación/nutrición.

Sin lugar a dudas, en estos esfuerzos habrá que considerar las aportaciones que han hecho los estudios de género, del trabajo doméstico y de la participación de las mujeres en el mercado laboral, particularmente los que analizan la contribución de las mismas en el mantenimiento de los hogares de sectores populares. La revisión conjunta de estos trabajos con los de tipo antropológico, entre otros, ayudará a re-pensar el papel de la mujer en el proceso alimentario y nutricio. Asimismo, contribuirá a analizar, a partir de una visión diferente, los modelos culturales de género. En este sentido, habrá que examinar la exaltación de la función materna de las mujeres, los valores que se atribuyen a toda buena madre y el papel que deben desempeñar los varones como esposos y padres.

Asimismo, es importante que en este proceso se consideren los múltiples factores que intervienen en el proceso de alimentación y nutrición, los cuales influyen, de diferentes formas, en los comportamientos masculinos y femeninos. A pesar de que aún falta mucho camino por recorrer, consideramos que las aportaciones de la antropología nutricional y de alimentación son importantes para impulsar, en el futuro cercano, el desarrollo de nuevos enfoques.

Bibliografía
Aguirre Beltrán, Gonzalo (1955), Programas de salud en la situación intercultural, México, Instituto Indigenista Interamericano.

Idem (1984), “Producción de alimentos y cultura”, Cuadernos de Nutrición, (2):17-32.

Idem (1986), Antropología médica, México, Centro de Investigaciones Estudios Superiores en Antropología Social.

Idem (1989), “Cultura, enseñanza y nutrición”, Cuadernos de Nutrición, 12(6):3-9.

Idem (1997), “Cultura y nutrición” en Manuel Peláez Casabianca (comp.) Presencia de la antropología en los estudios sobre alimentación, México, universidad Nacional Autónoma de México / instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán”, pp. 21-37.

Benería, Lourdes y Marta Roldán (1992), Las encrucijadas de clase y género, trabajo a domicilio, subcontratación y dinámica de la unidad doméstica en la ciudad de México, México, El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica.

Bonfil Batalla, Guillermo (1966), “Creative thought in applied anthropology: a critique”, Human Organization, 25:89-92.

Bourges, Héctor (1990), “Costumbres, prácticas y hábitos alimentarios”, Cuadernos de Nutrición, 13(2):17-32.

Brahmam, G.N.V. , J. Gowrinath Sastry et al (1988), “Intra family distribution of dietary energy– an Indian experience”, Ecology of Food and Nutrition, 22:125-130.

Chant, Sylvia (1984), “Household labour and self-help housing in Querétaro, México”, Boletín de Estudios Latinoamericanos y del Caribe, (37):45-68.

Da Matta, Roberto (1988), “Notas sobre el simbolismo de la comida en Brasil”, América Indígena, 48(3):619-634.

Daltabuit Godás, Magalí (1992), Mujeres mayas. Trabajo, nutrición y fecundidad, México, Universidad Nacional Autónoma de México.
De Garine, Igor (1988), “Antropología de la alimentación y pluridisciplinariedad”, América Indígena, 48(3):635-650.

Dewalt, Kathleen M. y Gretel H. Pelto (1977), “Food use and household ecology in a Mexican community” en Thomas K. Fitzgerald (ed.), Nutrition and anthropology in action, Assen, Van Gorcum and Comp., pp.79-93.

Figueroa Perea, Juan Guillermo, Paulina Grobet Vallarta et al (1996), “Características de la inserción laboral de mujeres con hijos en edad preescolar” en Claudio Stern (coord.), El papel del trabajo materno en la salud infantil, contribuciones al debate desde las ciencias

sociales, México, El Colegio de México/The Population Council, pp.139-174.

Freedman, Robert L. (1977), “Nutritional anthropology: an overview” en Thomas K. Fitzgerald (ed.), Nutrition and anthropology in action, Assen, Van Gorcum and Comp., pp.1-23.

González de la Rocha, Mercedes (1991), “Crisis, economía doméstica y trabajo femenino en Guadalajara” en Orlandina de Oliveira, Trabajo, poder y sexualidad, México, El Colegio de México, pp.159-175.

Lamas, Marta (1997), “La antropología feminista y la categoría género” en Marta Lamas (comp.), El género: la construcción cultural de la diferencia sexual, México, Porrúa, pp. 97-125.

Lévi-Strauss, Claude (1992), El origen de las maneras de mesa, México, Siglo Veintiuno.

Lindenbaum, Shirley (1977), “The ´last course´: nutrition and anthropology in Asia” en Thomas K. Fitzgerald (ed.), Nutrition and anthropology in action, Assen, Van Gorcum and Comp., pp.141-155.

Lomnitz Adler, Claudio y Larissa Adler de Lomnitz (1987), “Planeación y tradición: la cultura de la alimentación en México” en Raúl Carvajal Moreno y José Manuel Vergara Cabrera (eds.), La alimentación del futuro, t.2, México, Universidad Nacional Autónoma de México, pp.167-184.

Mead, Margaret (1951), El alimento y la familia, Buenos Aires, Sudamericana.

Idem (1997), “Contextos culturales de las pautas de nutrición” en Manuel Peláez Casabianca (comp.), Presencia de la antropología en los estudios sobre alimentación, México, Universidad Nacional Autónoma de México / instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán”, pp. 39-51.

Mercier, Paul (1969), Historia de la antropología, Barcelona, Península (Historia, Ciencia, Sociedad 41).

Messer, Ellen (1983), “The household focus in nutritional anthropology: an overview”, Food and Nutrition Bulletin, 5 (4):2-12.

Norman, Eloísa (1994), “La organización de la vida familiar. Un estudio de caso: La Candelaria, Coyoacán” en Vania Salles y Elsie Mc Phail (coords.), Nuevos textos y renovados pretextos, México, El Colegio de México, pp.439-471.

Ossio, Juan M. (1988), “Aspectos simbólicos de las comidas andinas”, América Indígena, 48 (3): 549-570.

Peláez Casabianca, Manuel (1997), “Consideraciones teóricas” en Manuel Peláez Casabianca (comp.), Presencia de la antropología en los estudios sobre alimentación, México, Universidad Nacional Autónoma de México / instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán”, pp.13-19.

Pérez Gil, Sara Elena (1999), “Consumo de alimentos y de nutrimentos en tres zonas rurales: una visión socioantropológica y de género”, Informe técnico CONACYT.

Piwoz, Ellen Gail y Fernando E. Viteri (1985), “Studying health and nutrition behaviour by examining household decision-making, intrahousehold resource distribution, and the role of women in these processes”, Food and Nutrition Bulletin, VII (4): 1-31.

Rauber, Isabel (1998), Género y poder, ensayo-testimonio, Argentina, Unión de Mujeres Argentinas (UMA).

Ruz, Mario Humberto (1997), “La alimentación de grupos mayas: del Popol Vuh a nuestros días”, en Manuel Peláez Casabianca, Presencia de la antropología en los estudios sobre alimentación, México, Universidad Nacional Autónoma de México, pp. 63-75.

Sánchez Gómez, Martha Judith (1991), “Consideraciones teórico-metodológicas en el estudio del trabajo doméstico en México” en Orlandina de Oliveira (coord.), Trabajo, poder y sexualidad, México, El Colegio de México, pp.59-79.

Sen, Gita (1993), “Mujer, pobreza y población” en Regina Rodríguez y Lezak Shallat (eds.), Despejando Horizontes, mujeres en el medio ambiente, Chile, Isis Internaional, pp.9-30.

Vargas, Luis Alberto (1984), “Factores culturales en la alimentación”, Cuadernos de Nutrición, (4):17-32.

Idem (1987), “Algunos condicionantes biológicos y culturales en la dieta del mexicano del futuro” en Raúl Carvajal Moreno y José Manuel Vergara Cabrera (eds.), La alimentación del futuro, t.2, México, Universidad Nacional Autónoma de México, pp.149-158.

Idem (1992), “Diet and foodways in Mexico City”, Ecology of Food and Nutrition, 27:235-247.

Idem (1997), “¿Por qué comemos lo que comemos?” en Manuel Peláez Casabianca (comp.), Presencia de la antropología en los estudios sobre alimentación, México, Universidad Nacional Autónoma de México / instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán”, pp.57-62.

Las Naciones Unidas declaró al período de 1985-1995 como la década de la mujer y posteriormente, en 1987, se promovió el concepto de una “Maternidad sin Riesgos”. Ambos acontecimientos condujeron a que, el concepto de salud de la mujer, adquiriera un carácter más integral. El nuevo enfoque rebasa los aspectos de la reproducción biológica (embarazo, parto, lactancia) y social (cuidado de la alimentación y salud de los hijos/as y de su socialización), y se extiende a los diversos problemas que la mujer puede enfrentar a lo largo de todo su ciclo de vida.
2 Para conocer el desarrollo de la antropología nutricional y de la alimentación en México, sugerimos consultar a los siguientes autores: Peláez (1997), Aguirre (1955, 1984, 1986, 1989, 1997), Bonfil (1996), Vargas (1984, 1987, 1992, 1997), Lomnitz (1987), Ruz (1997) y Daltabuit (1992), entre otros.
3 Al respecto destaca el trabajo de Lévi-Strauss, quien analiza a través de los mitos, el origen de la cocina. En su estudio concluye que, las clasificaciones de plantas y animales, fueron el primer esfuerzo intelectual de la humanidad.
4 De acuerdo con la investigación de Brahmam, Sastry et al (1988), existen trabajos empíricos realizados en India, Bangladesh e Inglaterra, que revelan la existencia de ingestiones desiguales de alimentos y nutrimentos entre hombres y mujeres. No obstante, los autores antes citados llevaron a cabo un estudio en las zonas rurales de diez estados hindúes, que reveló lo contrario. En función de este hallazgo, los investigadores consideran que, los resultados referentes a la presencia de consumos diferenciales de alimentos entre géneros, deben atribuirse al uso de muestras pequeñas.
5 Para Mauss, los hechos sociales totales “...ponen en movimiento en algunos casos la totalidad de las sociedades y de sus instituciones...Todos estos fenómenos son, a la vez, jurídicos, económicos, religiosos e incluso estéticos, morfológicos etc...Se trata de ´todos´, de sistemas sociales completos, de los que hemos intentado describir el funcionamiento” (Mauss citado por Mercier 1969:114).